Sus orígenes se remontan al año 1851 cuando un grupo de estudiantes murcianos reproducen las Mascaradas que habían visto en Madrid
El entierro de la sardina es una fiesta “pagana” cuyos orígenes, en Murcia, se remontan al siglo XIX. Se trata de una tradición practicada también en otros lugares de España, de tintes carnavalescos. Consiste básicamente en una parodia en la cual se simula el paso del entierro de una sardina por las calles de la ciudad. Esta tradición tenía que ver con la prohibición de comer carne durante el tiempo de cuaresma, y el entierro simboliza el paso a un periodo de libertades, de hacer todo lo que normalmente está prohibido, una mascarada en la que cada uno escapa a la cotidianidad de la rutina, y el Entierro de la Sardina, de algún modo, se acoge a esa tradición carnavalesca.
En otros lugares, la sardina se lanza al mar para garantizar la repetición del carnaval al próximo año, pero en Murcia también sucede en la tradición vasca, la sardina es quemada, explican desde la Agrupación Sardinera.
Los orígenes de esta festividad se remontan al año 1851 cuando un grupo de estudiantes murcianos, entre los que se encontraban el poeta José Selgas y los futuros presidentes del Casino de Murcia, reproducen las Mascaradas que habían visto en Madrid. Esta reproducción tenía lugar la última noche de Carnaval, en la que recorrían las principales calles. El desfile lo realizaron con capuchones negros, hachas y un féretro con la sardina y terminaban quemándola ante la expectación general. Así fue como nación el antecedente del Entierro de la Sardina.
En 1854 la organización de este acto se centra en la Plaza de San Agustín, donde transportan una sardina que posteriormente depositarían en el Casino de Murcia. Es este año cuando se lee por primera vez el llamado Bando del Casino, que después evolucionará a Testamento de la Sardina. Detrás de cada carro desfilaba una banda de música.
En 1859 el desfile es organizado en dos filas y cuenta con miles de alumbrantes. En esta cabalgata figuraban gigantes representando los cinco continentes. Éstos iban seguidos de un carro de Baco y hacían parodia a la última escena de la ópera de El Trovador. En 1860 la sardina llega desde Cartagena y es recibida con gran entusiasmo. Dos años después la Reina Isabel II y su esposo Francisco de Asís de María de Borbón presenciaron una reproducción ampliada de la Mascarada que los murcianos presenciaron el tercer día de carnaval.
En 1865 vuelve a celebrarse el Entierro tras dos años sin poder celebrarse por motivos económicos. Este año se valoran los elementos que conservaban de años anteriores y se calcula en unos 6.000 reales de vellón la cantidad que el Casino debía aportar, además de los que recabaría una Comisión encargada de realizar la suscripción general.Desde 1866 y hasta 1874 el Entierro de la Sardina no se celebró debido a numerosas causas como el destronamiento de Isabel II, en 1868, la Monarquía de Amadeo de Saboya y la I República, desde 1870 a 1873, la ocupación de Murcia por las partidas de Antonete Gálvez, en 1872 y la amenaza de los Carlistas por ocupar Murcia en 1874.
En 1875 el Entierro tampoco se celebra pero el comercio, la industria y la hostelería reaccionan y se quejan para que reaparezca pidiendo ayuda a la prensa y a los murcianos más destacados. En 1876 se inicia la etapa de mayor esplendor del festejo y nace el Testamento de la Sardina, anteriormente conocido como Testamento del Casino.Esta etapa durará hasta el año 1879 cuando el 14 y 15 de octubre habría una catástrofe conocida como la riada de Santa Teresa. Debido a esta riada en febrero de 1880 se hizo pública la noticia de la suspensión oficial del carnaval.
En 1881 hubo una manifestación en Murcia para promover el Entierro de la Sardina y elegir una nueva Junta menos numerosa que la anterior y este cambio fue aprobado. Esta Junta se componía por representantes de todos los centros carnavalescos pero contaban con menos vocales que en la anterior para que fuese más efectiva.
AÑOS DE AUSENCIA
En 1899 se constituyó una Junta organizadora cuyo presidente, Joaquín García García adjudicó la confección de 500 blusas para los hachoneros a Francisco Clemente que deberían estar terminadas en un plazo de 30 días. En 1900 el Ayuntamiento de Murcia edita unos sellos sin valor postal alguno que sirven para financiar el Entierro de la Sardina.
A partir de 1903 comienza una etapa donde el festejo tendrá dificultades económicas para su realización. En este año y debido a esta situación, entre los componentes de la Junta Sardinera se nombraba una comisión recaudadora.
El año 1912 supone para el festejo el inicio de una larga lista de ausencias, que privará a los murcianos del disfrute de éste, hasta que, en 1926, los sardineros comienzan a inquietarse y piden volver a enterrar a la sardina. En 1930 no se celebra el Entierro.
Al año siguiente la cabalgata tampoco desfiló por problemas económicos, el desfilé volvió a recorrer las calles murcianas en 1932. Esto fue así hasta 1936, a partir del cual no se celebraron las fiestas, ni paganas, ni religiosas, debido a la Guerra Civil Española.
A partir de los años 80 y hasta nuestros días las modificaciones han sido muy pocas, los cambios se han producido ya tan sólo a nivel del desfile y cuestiones lógicas que están más relacionadas con las modas del momento que con otra cosa.La Agrupación Sardinera destaca que 2006 como fecha importante de esta época moderna del Entierro de la Sardina ya que es el año donde se acredita la Declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional.
El articulo original lo pueden encontrar en Europa Press : El Entierro de la Sardina.